domingo, 12 de abril de 2009
Los días grises
Esta tarde es una de esas. Estoy sola en la habitación. No me apetece salir. Ni siquiera entrar en el Tuenti. No sé, supongo que me tiene que venir la regla. Lo cierto es que de vez en cuando entro en eso que yo llamo «los días grises». Me noto más apática, prefiero estar sola, escuchar canciones tristonas y sentir que me invaden las ganas de llorar. ¿No te pasa? Es entonces cuando me acuerdo de mis amigas de Barcelona, de los sitios a los que solía ir… y, sobre todo, cuando más me acuerdo de mi madre. Bueno, más que de ella, de su ausencia. Porque ella murió cuando yo era muy pequeña. Aquí a mi lado guardo una foto suya. Espera un momento, que me suena el móvil… Ya estoy de vuelta. Era Alex. Ya me quiere secuestrar. La he intentado convencer de que hoy no tengo el día, pero no ha habido manera. Con Alex es imposible. «¿Que te vas a quedar en casa? ¿Con la cantidad de tíos buenos que hay esta noche esperándote por ahí?». Ella es así. Así que lo dejo ya. Voy a su casa a arreglarme. Adiós, tristeza.
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