domingo, 26 de abril de 2009

¿Cómo sabes si estás enamorada?

Necesito que alguien me ayude. Es por David, el chico de la facultad. Sí, ese que Alex dice que es un poco parado. Cada día que pasa, me gusta más. He logrado hablar un poco con él y me da la sensación de que hay algo entre nosotros, aunque en realidad no hemos pasado del clásico parloteo de entre clase y clase. Pero me gusta y me quedo pensando en él cada dos por tres. La pregunta es: ¿estoy enamorada? ¿Cómo lo puedes llegar a saber? Sí, sí, ya me conozco lo de los síntomas típicos que todo el mundo habla, pero yo los padezco siempre que me gusta un chico. ¿Quiere eso decir que me estoy enamorando cada dos por tres? Porque con Darío también me pasó. Y pese a que ahora ya no mantenemos una relación demasiado cordial (¿no te conté lo de la fiesta? Alex tenía toda la razón: es un capullo), aún se me acelera el corazón cuando se me acerca. No sé, estoy hecha un lío. Pero la verdad es que tengo a David metido en mi cabeza y no me lo puedo sacar. Y tampoco me lo quiero sacar. Me gusta pensar en él, en lo que le diré cuando vuelva a verlo. Me encanta imaginar que se lanza y me invita a salir por ahí. David, David, si es que hasta el nombre es bonito. ¿Tú crees que esto es amor?

domingo, 19 de abril de 2009

Me gustan los atormentados

Hay un chico en mi clase que se llama David. Según Alex y Nica es un «rarito» porque apenas se relaciona con nadie. Pero a mí me encanta. Siempre me ha pasado. Cuando conozco a un chico un poco diferente, callado y con cierto aire de atormentado… ¡me vuelvo loca! No puedo evitarlo. Ya sé, ya sé, te parecerá una tontería. Seguro que lo mejor es encontrar a tíos normales que no lleven sorpresa dentro. Pero a mí me pasa lo contrario. Y David es de esos. Cuando estamos en el pasillo, entre clase y clase, y lo veo ahí apoyado en la pared, no puedo dejar de preguntarme en qué estará pensando. Es muy mono. Da toda la sensación de que está pidiendo a gritos tener a alguien cerca que le comprenda, que le mime un poquito. Y yo estoy dispuesta a hacerlo. Pero, chica, cuando intentas hablar con él hay que sacarle las cosas con sacacorchos. ¿Tímido? Yo te diría que no. Oculta algo. Lo sé. Y quiero descubrirlo.

domingo, 12 de abril de 2009

Los días grises

Esta tarde es una de esas. Estoy sola en la habitación. No me apetece salir. Ni siquiera entrar en el Tuenti. No sé, supongo que me tiene que venir la regla. Lo cierto es que de vez en cuando entro en eso que yo llamo «los días grises». Me noto más apática, prefiero estar sola, escuchar canciones tristonas y sentir que me invaden las ganas de llorar. ¿No te pasa? Es entonces cuando me acuerdo de mis amigas de Barcelona, de los sitios a los que solía ir… y, sobre todo, cuando más me acuerdo de mi madre. Bueno, más que de ella, de su ausencia. Porque ella murió cuando yo era muy pequeña. Aquí a mi lado guardo una foto suya. Espera un momento, que me suena el móvil… Ya estoy de vuelta. Era Alex. Ya me quiere secuestrar. La he intentado convencer de que hoy no tengo el día, pero no ha habido manera. Con Alex es imposible. «¿Que te vas a quedar en casa? ¿Con la cantidad de tíos buenos que hay esta noche esperándote por ahí?». Ella es así. Así que lo dejo ya. Voy a su casa a arreglarme. Adiós, tristeza.

domingo, 5 de abril de 2009

Loca de atar

Seguro que más de una vez has pensado que estás un poco loca. Y seguro que también, en alguna noche de marcha, has hecho más de una barbaridad. Bueno, yo era de las tuyas. Hasta que Nica se unió a nuestro grupo. Entonces comprendí que, en realidad, hasta ahora he sido poco menos que una santa. ¡Nica está realmente loca! En mi vida había visto a una chica que se le fuera tanto la olla. Pero es una risa. Ni siquiera le hace falta tomarse unas copas. De pronto te la encuentras haciendo el mayor disparate que te puedas imaginar. ¿Quieres ejemplos? A ver, ¿a ti se te ocurriría ponerte a bailar medio desnuda en una fiesta rodeada de universitarios con las hormonas desatadas? Pues a Nica, sí. En ocasiones, te da más de un susto, pero por lo general te ríes un montón con ella. Sobre todo cuando se pone a contar historias. La otra tarde salimos de compras y no te imaginas lo que nos reveló. ¿Te crees lo que es capaz de hacer en un probador? Bueno, es una guarrería. Paso de contártelo. Aunque te reconozco que cuando vi la cara de horror de Alex, creí que me moría de la risa.